Transmigrado en Banshee Town

Chapter 27: Mr. Rabbit



El hombre del traje, con los ojos inyectados en sangre, parecía una bestia salvaje enloquecida. Gruñó, y en lugar de retroceder ante el golpe, se lanzó hacia adelante con una fuerza arrolladora. Su cuerpo, pesado y sólido, se estrelló contra Ethan, derribándolo hacia atrás con un impacto brutal.
Las sillas y mesas del restaurante fueron volcadas en su camino, el sonido de la madera astillándose y el metal retorciéndose llenando el aire. Ethan sintió el mundo girar a su alrededor, pero se negó a perder el control. Mientras caía, su mente trabajaba a toda velocidad, buscando cualquier ventaja.
El hombre del traje aprovechó el momento de confusión y lo agarró con fuerza, empujando con todo su peso para aplastarlo. Sin estar preparado para la embestida, Ethan fue llevado con una fuerza imparable hacia la pared del restaurante. Su espalda chocó contra la superficie dura, el aire escapando de sus pulmones en un jadeo sofocado.
Pero Ethan no estaba dispuesto a rendirse. A pesar del dolor que ardía en su hombro, levantó el brazo que aún sostenía el tenedor. Con una precisión desesperada, apuntó a los vasos sanguíneos palpitantes en el cuello del hombre del traje y, con toda su fuerza, lo apuñaló. La punta del tenedor penetró en la carne, el metal desgarrando la piel y hundiéndose en el músculo.
El hombre del traje soltó un alarido de dolor, un sonido gutural que resonó en las paredes del restaurante. Se tambaleó, pero no soltó a Ethan, su mano aferrándose con una fuerza casi inhumana. El impulso de la pelea no disminuyó, y ambos hombres, enredados en un combate , se estrellaron contra una mesa cercana, derribándola en el proceso.
En ese momento, Daria, que había estado en la cocina preparando el batido, escuchó el ruido de la pelea y salió corriendo. Sus ojos se agrandaron de horror al ver la escena ante ella: las mesas volcadas, la sangre manchando el suelo, y los dos hombres luchando ferozmente por su vida.
Con un grito de sorpresa, dejó caer la taza que tenía en la mano. El batido se esparció por el suelo, salpicando de rosa las baldosas blancas. Se tapó la boca con ambas manos, aterrorizada, pero incapaz de apartar la vista.
Ethan y el hombre del traje, aún enredados en su violento combate, tropezaron hacia la enorme ventana de vidrio que daba a la calle. La fuerza de su lucha fue imparable, y en un instante, ambos cuerpos se estrellaron contra el vidrio con un estruendo ensordecedor.
El impacto resonó por todo el restaurante. La ventana, incapaz de soportar la presión, se rompió en mil pedazos con un fuerte "bang", enviando fragmentos de vidrio volando en todas direcciones. Ethan y el hombre del traje cayeron a la calle, envueltos en una lluvia de esquirlas brillantes.
Rodaron por el pavimento, ambos cubiertos de cortes y moretones, sus cuerpos magullados por la intensidad de la lucha. El aire de la noche estaba impregnado de tensión, el sonido de su respiración agitada y el crujido del vidrio bajo sus cuerpos.
—Infeliz, te voy a matar —Ethan miró con molestia el tenedor de acero inoxidable que había caído a un lado y rápidamente sacó la Glock 17 de uso oficial de su cintura.
Estaba a punto de disparar cuando notó que el hombre del traje también buscaba su arma con su mano mano.
Bajo la amenaza de muerte, ambos reaccionaron en un instante. Ethan se lanzó hacia la izquierda mientras el hombre del traje rodó hacia la derecha. Ambos buscaron cobertura al mismo tiempo, deslizándose entre los autos en el estacionamiento.
Los movimientos fueron rápidos, cada uno protegiéndose tras cualquier cosa que ofreciera un respiro del fuego enemigo. A medida que se distanciaban, las armas en sus manos cobraron vida, disparando en ráfagas rápidas. Las balas atravesaban el aire, impactando en paredes. Las chispas y los fragmentos volaban a su alrededor, mientras ambos hombres se movían.
Ethan seguía disparando, cuando de repente sintió arder su brazo expuesto. Una bala había rozado su hombro. La reacción natural del cuerpo hizo que se pusiera a cubierto totalmente, el hombre de traje rápidamente tomo la oportunidad para salir corriendo por el callejón.
Ethan, apretó los dientes, se apoyó en el suelo con las manos para levantarse y para ir tras él.
El tipo dobló la esquina, rápidamente se subió a un a un auto para salir huyendo. Ethan disparó varios tiros hacia el auto y las llantas traseras explotaron, pero el Cadillac aún logró alejarse, aunque de manera descontrolada.
Ethan se detuvo, tocando su hombro, con sudor frío en la frente. Apretó los dientes, se quitó el abrigo y la camisa, y luego se despojó del chaleco antibalas que llevaba debajo, encontrando una ojiva deformada incrustada en la tela.
Levantándose la camiseta, vio un gran hematoma en las costillas, pronto notó un fragmento de vidrio incrustado en la piel. Con el rostro serio, tomó aire y, con cuidado, lo retiró. La sensación de escozor se intensificó al sacar el vidrio, dejando un rastro de sangre en su palma. Aunque el dolor era soportable, sin estar seguro de cuán profunda era la herida debia sacarlo para que su regeneración pudiese ayudarle
—Ethan, ¿qué paso? —Daria apareció corriendo en ese momento y se apresuró a sostener a Ethan.
—No lo sé, de repente me atacó —exclamo, luego le pidió a Daria que le ayudara a sacar el teléfono móvil del bolsillo de su abrigo y llamó a Hood, pero nadie respondió.
Desesperado, volvió a llamar a Siobhan y a Brock.
Al poco tiempo, el coche de policía Chevrolet SUV de Siobhan se acercó rápidamente, y Brock también llegó al lugar en su coche privado.
—¿Qué está pasando? No estabas hace un rato en el club, como terminaste asi. —Brock detuvo el auto y abrió la puerta. Justo cuando estaba a punto de preguntar, vio a Siobhan parada junto a Ethan-
Después de terminar la declaración de Ethan y Daria, Ethan le pidió a Siobhan que lo llevara al Hospital, su herida tardaría en sanar pero debía coserla y pedir algunos analgésicos.
A petición de Ethan, Brock acompañó a Daria a casa, con una expresión deprimida en el rostro, y luego volvería para ocuparse de la escena.
Antes de subir al auto, Ethan sacó su teléfono celular y continuó llamando a Hood, pero nadie respondió.
Tras ser examinado en el Hospital, afortunadamente, las costillas de Ethan solo estaban magulladas, no rotas. Cosieron su herida, afortunadamente no era muy profunda, y solo bastaron un par de puntos.
Después del tratamiento, Ethan tomó analgésicos y se quedó dormido en el hospital. Pasaría la noche en observación por la insistencia de Siobhan.
Temprano a la mañana siguiente, Ethan se despertó acostado en la cama del hospital. Siobhan dormía profundamente en la silla a su lado. Bajo la luz del sol, aún se podían ver los finos cabellos caían suavemente de su rostro.
Por la ventana podía divisar los anchos hombros de Emmett, al parecer ambos se habían estado toda la noche vigilando afuera de la sala. Ethan reviso el vendaje en su cuerpo, y se sentó con cuidado.
Quizás fue debido al tratamiento en el hospital y a su propia capacidad de regeneración, pero después de una noche de descanso, ya no sentía dolor al respirar.
Aunque todavía experimentaba algunas molestias, en un par de dias podría estar en forma de nuevo, Ethan creía que debería estar bien para realizar actividades normales, aunque aún no podía intentar hacer ejercicio extenuante.
En ese momento, la puerta se abrió y Hood entró, seguido por Emmett.
—¿Ya estás despierto? —Emmett corrió rápidamente al lado de Ethan, su hombro aún vendado.

—Estoy bien, solo fueron un par de rasguños. El otro le fue peor.
Al ver la expresión de cansancio en su rostro, Ethan le dio una palmada en la espalda a su compañero y le dijo agradecido:
—Gracias, Emmett.
Emmett sonrió de manera honesta.
—De nada. Siobhan y yo nos turnamos para cuidarte. 
Hood dio un paso adelante y dijo en tono de disculpa:
—Lo siento mucho. Apagué mi teléfono anoche.
Siobhan también se despertó por el ruido en la habitación en ese momento. Se frotó los ojos y se levantó para ponerse de pie.
—¿Cómo te sientes, Ethan?
—Estoy mucho mejor ahora. Siobhan, Emmett, si es posible, me gustaría hablar con el Sheriff sobre algo.
—Está bien ustedes pueden hablar, nosotros iremos por un cafe. —Emmett sacó a Siobhan, que aún parecía somnolienta, de la sala y cerró la puerta.
Hood se apoyó contra la pared y preguntó con solemnidad:
—¿Recuerdas algo mas sobre la persona que te atacó? El registro simplemente dice que te atacó de repente dentro del cafe, intercambiaron disparos y el sospechoso se alejó de la escena.
Ethan ignoró a Hood. Sentía la garganta un poco seca y le picaba. Tomo un poco de agua de la mesa a su lado y bebió un poco, para humedecerla
—El hombre con el que luché anoche tenía un tatuaje de araña negra en el cuello y hablaba con acento ruso o de algún lugar de Europa del este.
Ethan notó que los dedos de Hood temblaban levemente y continuó hablando con calma.
—Ese hombre vino al restaurante Miles por la noche para preguntar sobre la estación de policía y el Sheriff. Tan pronto como se enteró de que yo era el oficial de policía, se abalanzo contra mi y comenzamos a pelear. Creo que, Sheriff, debes saber algo que yo ignoro, porque venia por mi si no por ti Jefe Hood.
La nuez de Hood se movió, tragó lentamente y dijo con voz fuerte—¿Puedo confiar en ti?
—Eso depende de ti, pero se como cerrar la boca.—respondió Ethan.
Mientras Hood guardaba silencio, Ethan vio a la enfermera venir desde lejos. 
—Señor Morgan, como se siente. No debería estar sentado.
Ethan rápidamente se enderezó y miró su apariencia. El tono de la enfermera se volvió gentil.
—¿Por qué estás levantado? Deberías estar en reposo al menos dos o tres días.
—Estoy bien, no necesito quedarme aquí. ¿Pueden ayudarme a que me den el alta del hospital?
—No, todavía no te pueden dar el alta del hospital.
—¿Qué tal si llamas al médico para que me revise? Además firmare cualquier documento necesario para liberar de responsabilidad al hospital.
Al ver el rostro serio y hermoso de Ethan, la enfermera suspiro para si misma. A veces los jóvenes podian ser tan tercos.
—Hay que tener cuidado. Buscare al doctor, para que pueda realizar tu alta. —suspiró, se dio la vuelta y salió de la sala.
—Te en el Bar de Sugar por la noche. Te daré algunas respuestas. —dijo Hood, enojado, y se fue apresuradamente.
Después del examen, aunque el médico quedó muy sorprendido por su velocidad de recuperación, le dio algunos analgésicos y una advertencia antes de darlo de alta del hospital, para que en una semana volviera a un chequeo de seguimiento y guardara reposo durante ese tiempo.
 Ethan iba, acompañado por Siobhan. Ella lo llevaría a buscar su auto en el restaurante de Milles, en el lugar de encontraron a Lotus quien se sorprendió de verlos ahi.
—Ethan, ¿estas seguro que te encuentras bien? Tal ves podrias quedarte un poco mas
Brock sostuvo un informe y miró a Ethan con sorpresa.
—Me siento mucho mejor. Por cierto, ¿hay alguna pista nueva sobre el hombre de anoche?
—Se ha emitido una orden de búsqueda a nivel estatal. Pero aún no hay noticias. No es necesario tener tanta prisa para regresar. Puedes tomarte un par de dias para desncansar.
—Lo sé. Sólo vuelvo a buscar mi auto. 
Después de despedirse de Brock y los demás, Ethan salió de la comisaría. El Dodge Challenger todavía estaba estacionado en la esquina del restaurante.
Caminó alrededor del auto mientras revisaba la carrocería. Afortunadamente, anoche no fue alcanzado por una bala perdida, de lo contrario, se le rompería el corazón.
Ethan cerró la puerta del auto, se tocó el área lesionada en la cintura y las costillas, sus ojos se volvieron feroces, ese maldito iba a pagar caro el tratar de asesinarlo, y si tenia que unirse a Hood en la cacería lo haría con gusto, por lo que ahora debía hacer un trato con el y dejar que se delatara como un impostor.
Después de regresar a casa y darse una ducha, Ethan descansó un rato y, al ver que el tiempo casi se había agotado, condujo hasta el Bar de Sugar.
Al abrir la puerta del bar, Sugar estaba limpiando la barra en silencioso. Job también estaba adentro, sentado en la silla junto a él, tomando un coctel mientras revisaba con atención su Laptop.
Cuando Job escuchó que alguien entraba, rápidamente cerró la computadora portátil frente a él.
—Ethan, ¿como te encuentras? Escuche lo que paso anoche, me alegro que estes bien chico.
Al ver a Ethan asentir, Candy, vacilante, agarró la toalla que tenía en la mano.
—Lo siento mucho, hoy estamos cerrados.
—Hood me cito aquí.
Ethan sabía que todos estaban en el mismo grupo, así que después de decir una palabra, caminó directamente hacia la barra y sacó una silla para sentarse.
—Dos cervezas.
Candy no tuvo más remedio que poner las botellas de cerveza frente a él. Ethan apartó una de ellas, tomó una y se la bebió la mitad de golpe. El sabor ligeramente amargo lo sorprendió.
—Ahora estamos a mano.- exclamo deslizando por la barra la botella.
Al ver que Job no movio, no dijo mas, este solo sacudió la cabeza y sonrió, se alisó la peluca negra y cogió la botella de cerveza.
—¿Se conocen? —preguntó Sugar con curiosidad, todavía limpiando lentamente la barra del bar con sus manos.
—La segunda vez que nos veamos, guarda el cambio.- dijo colocando un billete de 20 dolares sobre la barra.
Después de que Ethan le respondió, encendió su cigarrillo y el bar volvió a quedar en silencio.
Pronto, alguien volvió a abrir la puerta del bar, esta vez era Hood.
Caminó hacia la barra y se sentó solemnemente, sentándose en una fila con Ethan y Job. Al ver la mirada seria de Hood, Sugar dejó lo que estaba haciendo.
Hood se frotó las manos y dijo con voz ronca.—El hombre que te atacó anoche con el tatuaje de una araña negra en el cuello se llama Olek. Es miembro de una organización criminal en Nueva York.
—WTF, ¿lo dices en serio? Ese bastardo me hizo volar mi peluquería.
Tan pronto como terminó de hablar, Job sintió como si hubiera dicho algo que no debería haber dicho y rápidamente cerró la boca.
Ethan asintió en silencio y continuó tomando un sorbo de cerveza, sin hacer ningún comentario por el momento.
—Están inmiscuidos en todo tipo de negocios sucios, robo, trafico de personas, drogas, extorción y lo que puedas imaginarte —Hood presionó su mano sobre la mesa y continuó hablando con Ethan y Sugar— 
—El nombre de su líder es Igor Rabitov o mejor conocido como Mr. Rabbit. Tenemos un asunto pendiente entre ambos, esa era la razón por la cual Olek estaba aquí y lo mas seguro es que vuelva y no lo hará solo.
Candy se levantó y preguntó lentamente:
—¿Qué tan peligroso es este Rabbit del que estás hablando?
—Rabbit tiene la capacidad y la voluntad de matarnos a todos, si asi lo desea, ese tipo es un desquiciado —Job vio a Hood decir algo más. Arrojó la peluca sobre la mesa y recogió la botella de cerveza, claramente preocupado.
Sugar miró a Hood a los ojos y continuó preguntando.
—Entonces, ¿qué vas a hacer?
Hood respondió con voz profunda:
—Quiero quedarme aquí.
—¿Acaso eres estúpido? Lo que tenemos que hacer los dos es salir corriendod de este lugar. Lo mas lejos que podamos de Rabbit hora mismo.
Hood sostuvo la mano de Job
—No puedo irme. Fue mi culpa lo que los atrajo aquí. Si me voy, ¿Qué pasará con Carrie? ¿Qué pasará con su familia?
— Me importa un carajo ella, ¿no creo que valla a matar a su propia hija?
—Además, Carrie no te vendió con Rabbit, hizo un trato con el, tu vida por la de ella. Si no fuera por mí, estarías muerto. ¿Acaso lo haz olvidado?
—Carrie ella no...
Cuando Hood mencionó a Carrie, sus palabras se detuvieron, su rostro rápidamente se suaviso
—Carajo, ¿te la cogiste verdad? Sabia que esa mujer te iba a matar.—Job tomó un sorbo de cerveza enojado.
— Quien eres en realidad Hood, seria difícil para un sargento de policía de Oregón interactuar con organizaciones criminales en Nueva York —Ethan jugó con la botella de cerveza y dijo tranquilamente—Y como podrias conocer a la esposa del fiscal de distrito. Esto se esta poniendo sospechoso.— Ethan sostuvo lentamente con su mano la glock que estaba fajada en su cotado.


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