Chapter 3: Capítulo Tres: Evelyn Marsh
El amanecer del 18 de octubre de 1986 llegó a Manhattan como un velo gris, apenas iluminando las calles que Donald Cragen recorría con el peso de una noche sin dormir. A sus 44 años, como capitán de la unidad de homicidios del NYPD, estaba acostumbrado a las mañanas sombrías y a los casos que se acumulaban como sombras en su mente, pero el asesinato de Augusto Folstag y la desaparición de sus tres hijos —Gabriel, Agustín y Jazmín— lo habían atrapado en una red de furia y culpa que no podía desenredar. Habían pasado más de 24 horas desde que encontró el cuerpo destrozado de Augusto en la cocina de "La Guarida del Ángel", y cada hora sin rastro de los niños era un recordatorio de que el tiempo se les escapaba como arena entre los dedos.
La comisaría estaba envuelta en un olor a café quemado y sudor viejo cuando Cragen entró a las 7:30 de la mañana, dejando su abrigo gris sobre una silla y dirigiéndose al tablero. La foto de Augusto, sacada de un álbum del restaurante, colgaba las fotografías de Gabriel (12 años, cresta negra, ojos grises), Agustín (9 años, robusto como su padre) y Jazmín (6 años, coleta de caballo). Las notas de la investigación de la madrugada estaban garabateadas en tinta negra: "Mujer alta, cabello oscuro, abrigo largo", "discusión hace un mes", "nervioso semanas atrás". La teoría de una mujer como sospechosa había cobrado fuerza, pero las pistas seguían siendo fragmentos sueltos, palabras de testigos que se desvanecían en la niebla de la incertidumbre.
A las 8:00, mientras revisaba los informes preliminares del forense, el detective Mike Logan irrumpió en la sala con un sobre manila en la mano y una expresión que mezclaba cansancio y urgencia. "Capitán, esto acaba de llegar de St. Michael's," dijo, dejando el sobre sobre el escritorio de Cragen. "La escuela privada de los chicos Folstag—Gabriel y Agustín. Hicieron una denuncia hace un mes contra una mujer que rondaba el patio durante el recreo. Pensé que querrías verlo." Cragen levantó la vista, el pulso acelerándosele. "¿Una mujer?" preguntó, abriendo el sobre con un corte rápido del abrecartas. Logan asintió, encendiendo un cigarrillo. "Sí. Se acercaba demasiado a los chicos. Los maestros la reportaron."
Cragen extrajo un formulario mecanografiado del sobre, fechado el 15 de septiembre de 1986. El membrete de St. Michael's, una escuela secundaria privada católica en el Upper West Side, destacaba en la parte superior, seguido por un informe firmado por la directora, la hermana Margaret Callahan. Las palabras saltaron de la página como si gritaran: "Mujer desconocida, aproximadamente 30-35 años, alta, cabello oscuro, abrigo largo, bufanda roja. Observada repetidamente en el patio durante el recreo, acercándose a los estudiantes Gabriel Folstag (12) y Agustín Folstag (9). Comportamiento inquietante: intentos de conversación, contacto físico leve (tocar el hombro de Gabriel), entrega de dulces sin permiso. Los niños se mostraron incómodos; Gabriel informó a un maestro que 'no la conocía y no quería hablar con ella'. La mujer fue confrontada el 10 de septiembre y se retiró tras una advertencia verbal. No regresó después del incidente, pero el personal permanece alerta."
Cragen leyó el informe dos veces, su mente conectando los puntos como cables eléctricos. "Alta, cabello oscuro, abrigo largo, bufanda roja," murmuró, comparándolo con las descripciones de Rosie, Whiskey y Mrs. Esposito. Esto no era una coincidencia; era un patrón. Miró a Logan, que exhalaba humo hacia el techo. "¿Qué más dice?" preguntó. Logan señaló una nota escrita a mano al final del formulario. "La hermana Callahan llamó al NYPD ese día, pero no pasó de un reporte menor porque la mujer no volvió. Nadie la identificó entonces. Pero mira esto," dijo, sacando una hoja adjunta. "Incluyeron una descripción más detallada de un maestro: 'ojos oscuros, voz suave, parecía nerviosa cuando la confrontaron'. Y una cosa más—dijo algo raro a Gabriel antes de irse: 'Eres como él'."
Cragen sintió un escalofrío recorrerle la espalda. "¿Como él?" repitió, dejando el informe sobre el escritorio. Llamó al detective Max Greevey, que entró con una taza de café en la mano y ojeras que parecían talladas en su rostro. "Tenemos algo sólido," dijo Cragen, entregándole el informe. "St. Michael's denunció a una mujer hace un mes por acosar a Gabriel y Agustín. Alta, cabello oscuro, abrigo largo, bufanda roja. Coincide con lo que nos han dicho los testigos de 'La Guarida'. Y dijo algo extraño a Gabriel—'Eres como él'. Esto no es casualidad." Greevey leyó rápido, frunciendo el ceño. "Parece que lo tenía en la mira. ¿Y Agustín?" Cragen asintió. "A los dos, pero Gabriel más. Necesitamos todo sobre ella—nombre, dirección, lo que sea."
A las 8:30, Cragen envió a Logan a St. Michael's para interrogar al personal y obtener más detalles, mientras él y Greevey revisaban los archivos del NYPD. El reporte menor de septiembre había sido archivado como "incidente sin seguimiento" porque la mujer no volvió, pero Cragen llamó al precinto local para desenterrarlo. A las 9:00, un oficial de registros llegó con una carpeta polvorienta. "Esto es lo que tenemos del caso de St. Michael's," dijo, dejando el archivo sobre la mesa. "No mucho, pero hay un nombre."
Cragen abrió la carpeta y encontró una nota escrita a mano por un patrullero que respondió a la llamada de la escuela el 10 de septiembre: "Mujer identificada como Evelyn Marsh, 34 años, tras confrontación verbal. Dio su nombre bajo presión, sin identificación. Dirección proporcionada: 238 W 52nd St, Apt 4B. No se presentaron cargos por falta de evidencia de delito mayor." Cragen leyó el nombre en voz alta: "Evelyn Marsh." Era la primera vez que tenían algo concreto, un hilo que podía llevarlos a los niños.
Con el nombre en mano, Cragen ordenó una búsqueda exhaustiva. A las 9:30, Greevey regresó con los registros civiles: Evelyn Marsh, nacida el 12 de marzo de 1952 en Brooklyn, soltera, sin antecedentes penales registrados. Tenía una cuenta bancaria en el Chase Manhattan Bank con movimientos mínimos—depósitos pequeños, retiros regulares en efectivo—y una licencia de conducir caducada en 1984. Pero lo que llamó la atención de Cragen fue un informe médico adjunto, obtenido tras una solicitud urgente al Departamento de Salud Mental de Nueva York. "Tiene un historial psiquiátrico," dijo Greevey, entregándole el documento. "Internada en 1983 en Bellevue por un colapso nervioso."
Cragen leyó el informe psiquiátrico con el corazón en la garganta. Evelyn Marsh había sido madre de un hijo, Daniel Marsh, nacido en 1974 —la misma edad que Gabriel, 12 años en 1986—. Daniel murió el 15 de junio de 1983 en un accidente de tráfico: un conductor ebrio lo atropelló mientras cruzaba la calle con Evelyn, a pocas cuadras de su casa en Brooklyn. El informe describía el trauma de Evelyn: "Pérdida severa del único hijo, seguida de depresión aguda y episodios psicóticos. Diagnosticada con trastorno de estrés postraumático y delirios. Informó alucinaciones auditivas (voz del hijo) y una fijación en encontrar 'reemplazos' para él. Medicada con antidepresivos y liberada bajo supervisión en diciembre de 1983. Seguimiento irregular desde entonces."
Un anexo del psiquiatra, fechado en 1984, añadía: "La paciente muestra obsesión con niños varones de edad y apariencia similar a Daniel (cabello oscuro, tez morena clara). Se recomienda vigilancia continua." Cragen dejó el informe sobre la mesa, su mente conectando los puntos. Gabriel, con su cresta negra y piel morocha clara, tenía un parecido sorprendente con la foto borrosa de Daniel adjunta al archivo. No había relación sanguínea con los Folstag —era pura coincidencia—, pero para Evelyn, eso no importaba. "Eres como él," había dicho a Gabriel. Lo veía como un eco de su hijo perdido.
A las 10:00, Logan regresó de St. Michael's con más información. "Hablé con la hermana Callahan y un maestro, un tal Mr. Reynolds," dijo, dejando caer su libreta sobre la mesa. "Confirmaron lo del reporte. Evelyn Marsh se aparecía en el patio durante el recreo, dos o tres veces por semana desde agosto. Siempre iba por Gabriel y Agustín. Les ofrecía dulces, intentaba hablarles. Gabriel se quejó primero—dijo que lo seguía demasiado y lo miraba raro. Agustín solo se apartaba, pero una vez ella lo tomó del brazo y él lloró. El 10 de septiembre, el maestro la confrontó y ella dio su nombre antes de irse corriendo. Dijeron que tenía una 'sonrisa vacía', como si estuviera en otro mundo."
Cragen anotó todo en el tablero, actualizando el perfil: "Evelyn Marsh, 34, alta, cabello oscuro, abrigo largo, bufanda roja. Historial psiquiátrico, perdió hijo (Daniel, 12) en 1983, obsesionada con niños parecidos. Acosó a Gabriel y Agustín en St. Michael's." Miró a Logan y Greevey. "Esto encaja," dijo, su voz tensa pero segura. "Evelyn perdió a su hijo, vio a Gabriel como un reemplazo. Se acercó a Augusto para entrar en sus vidas, pero algo salió mal. Lo mató y se llevó a los chicos."
Greevey cruzó los brazos, pensativo. "¿Por qué Augusto? ¿Rechazo?" Cragen asintió. "Tal vez. Lleva seis años solo. Si ella intentó algo y él la apartó, pudo haberla desquiciado. Los pantalones bajados… podría ser humillación, o algo más retorcido como una insinuación para llevarse a los niños." Logan apagó su cigarrillo en un cenicero lleno. "Y los niños son su trofeo. Gabriel como su 'Daniel', los otros como bono. Es una loca con un plan."
A las 10:30, Cragen llamó al precinto para verificar la dirección de Evelyn: 238 W 52nd St, apartamento 4B, a pocas cuadras del teatro de Broadway, un edificio viejo de renta baja. Un patrullero informó que nadie respondió al tocar, pero las luces estaban apagadas y las cortinas cerradas. Cragen ordenó una vigilancia discreta mientras enviaba a Greevey a revisar las cuentas bancarias más a fondo. A las 11:00, Greevey regresó con un dato: "Retiró 200 dólares en efectivo el 16 de octubre—ayer, antes del asesinato. No hay más movimientos desde entonces."
A las 11:15, Cragen contactó al psiquiatra de Evelyn, el Dr. Alan Kessler, quien seguía registrado como su médico en Bellevue. Por teléfono, Kessler confirmó el perfil. "Evelyn era un caso extremo," dijo, su voz clínica pero pesada. "Tras la muerte de Daniel, se quebró. Hablaba de 'encontrarlo de nuevo' en otros niños. La medicamos, pero dejó el tratamiento en 1984. Si está involucrada en algo violento, no me sorprende. Su obsesión pudo haberla empujado a un punto sin retorno."
Cragen colgó, mirando el tablero con una mezcla de claridad y horror. Evelyn Marsh no era solo una sospechosa; era una madre rota que había convertido su dolor en una misión enfermiza. Gabriel, con su parecido a Daniel, era su objetivo principal, pero Agustín y Jazmín también estaban en sus manos. "¿Dónde los tiene?" murmuró, su mente imaginando un sótano oscuro, un lugar donde Evelyn podía recrear su pasado perdido.
A las 11:45, Cragen reunió al equipo. "Tenemos nombre, dirección, motivo," dijo, golpeando el tablero con el dedo. "Evelyn Marsh, 34, psiquiátrica inestable, obsesionada con Gabriel por su parecido con su hijo muerto. Acosó a los chicos en St. Michael's, se acercó a Augusto en 'La Guarida'. Anoche lo mató y se llevó a los tres. Revisen su apartamento—vigilancia primero, luego entramos. Logan, interroga a los vecinos de la 52nd. Greevey, sigue el rastro del dinero. Yo voy con el forense por la sangre extra de la cocina. Si es de los chicos, necesitamos saberlo ya."
Mientras el equipo se dispersaba, Cragen se quedó frente al tablero, la foto de Gabriel mirándolo con esos ojos grises que ahora parecían gritar por ayuda. Evelyn Marsh era la clave, pero cada segundo sin encontrarla era un paso más cerca de perder a los Folstag para siempre.