Chapter 88: San Miguel de Tver
Hood condujo con cautela durante todo el camino, temiendo que pudiesen llamar la atención de algún patrullero, las armas en el maletero eran suficientes como para ir ala carcel un par de años y causarles muchos problemas.
De vuelta en la casa segura, Job ya se había levantado y estaba sentado en el sofá rojo que adornaba la sala de estar. Después de una noche de descanso, su condición había mejorado, pero las heridas no le permitirían ayudar esta vez, solo seria su apoyo detrás de un auricular.
Al verlos a los tres entrar en la habitación con dos bolsas de lona grandes, Job levantó su copa de vino con una sonrisa y dijo:
—Parece que no hubo ningún problema. — dijo con una sonrisa burlona.— Felicidades Gabriel no los mato.
Hood dejó caer al piso la pesada bolsa en el suelo haciendo un ruido seco al caer.
—Deja de decir tonterías, ven aquí a ayúdanos a revisar y preparar el equipo.
Después de un rato, el suelo quedó cubierto de armas, balas, granadas y cargadores, de diferentes calibres, era una escena algo nueva para Ethan ya que ni en la comisaria ni la academia tenían armas como esta.
Después de guardar su Beretta, cargado con las balas de punta hueca y un cargador extendido, la deslizo en la funda debajo del brazo, Pronto sus ojos se movieron hacia una ametralladora M249, el diseño era robusto y pesado. Esto si que podía generar mucho daño.
—Oye Job, puedo quedarme con esto después de que matemos a Rabbit.?— pregunto Ethan girándose hacia el con el arma en las manos.—
—Maldito bastardo no me apuntes con esa cosa. Si puedes sacarla de la ciudad es toda tuya, aunque dudo que puedas hacerlo. Además ¿sabes como usarla.? — gruño molesto Job al ver el cañón del arma tan cerca de el.—
—Son todas más o menos iguales. Sólo necesito familiarizarme con ella un poco, para mi no es problema.— dijo con calma. no podía decirle que tenia un sistema mágico que le daba habilidades y que casi podía manejar cualquier arma. Con calma movió sus manos y con una habilidad abro la tapa de alimentación, coloco el cinturón de munición en la bandeja con las balas correctamente orientadas, cierro la tapa, cargo con la palanca, y la dejo lista.— Ves, no es dificil.
—Vaya ¿te lo enseñaron en la academia.?— pregunto Hood.
—Si, curso básico para novatos. — respondió con indiferencia a Hood, ya que el nunca había ido a la academia, era un criminal con mucha suerte.—
Ethan metió la mano en el bolsillo y sacó una granada con forma de ovalada, girándola en su palma.
Carrie por su parte estaba revisando una pistola semiautomática Springfield XD9 que tenía en la mano, instaló el silenciador y lo insertó en la funda de su cintura, era una arma bastante compacta para alguien como Carrie que prefería la movilidad era perfecta.
—Ten cuidado con esa cosa, si explota volaremos en pedazos, deja de jugar.
Ethan frunció los labios.
—Mira quien habla sobre tener precaucion..
Job tosió y tomó su copa de vino llamando la atencion del grupo.
Carrie insertó cuatro pistolas en su cintura antes de detenerse. Necesitaba mantener una gran movilidad.
—Click.
Hood colocó los cargadores extendidos en dos metralletas MP5. Su M1911 original y su Beretta M9 también estaban frente a él.
—Aunque la potencia de fuego es suficiente... —Job se tocó la cabeza—. Sigo pensando que sería mejor lanzar una bomba en la iglesia, asi podemos acabar con todo sin arriesgarnos.
—No, el podría sobrevivir, no quiero seguir viviendo escondiéndome de el.—respondió Carrie, mientras presionaba balas en un cargador de repuesto con los dientes apretados—. Necesito verle morir frente frente a mí, solo asi Sabre que mi familia estará a salvo..
Al ver que sus compañeros estaban ocupados armándose y que él no podía hacer nada para ayudar, Job finalmente no pudo quedarse quieto y extendió la mano para agarrar un arma.
—No puedo quedarme aquí sentado mientras ellos arriesgan su vida. Yo también voy.
—No.
Ethan lo detuvo.
—Si vas en tu condición actual y serás un carga y, morirás. Además tu tienes tu propia misión amigo mio.
Los ojos de Job se iluminaron.
—¿Qué misión?
—Haz lo que mejor sabes hacer, quiero que seas el centro de atención,—Ethan encendió un cigarrillo recordando el show de Job.— Necesitamos que nos crees una distracción, haremos mucho ruido en esa iglesia y necesitamos que la policía de new york este ocupada, haz lo que sea necesario, emite falsas alarmas, bloquea líneas policiales y paralizar el sistema de transporte cerca de la iglesia. ¿Puedes hacerlo?
—No hay problema en absoluto.
Iglesia San Miguel de Tver, sótano.
Se decía que era un sótano, pero en realidad era como una fortificación subterránea. Un largo pasaje en forma de arco conectaba más de una docena de habitaciones. Este era el campamento base de Rabbit. Aprovechando la fachada que proporcionaba la iglesia, era un lugar seguro para esconder sus operaciones.
Rabbit, que parecía tener unos sesenta años ahora parecía agotado, estaba sentado en una silla con la espalda recta. Era alto y vestía un traje de alta gama con cintura recta. Si no fuera por su cabello blanco plateado, sería imposible saber que era viejo.
Con cara de caballo, nariz aguileña y cejas altas, toda su presencia era intimidante. Dejó su arma sobre la mesa y miró a las personas ocupadas en la habitación, asintiendo con satisfacción antes de salir y cerrar la puerta detrás de él.
Dentro, se veía a una docena de personas sentadas alrededor de una mesa larga, revisando armas y cargando municiones.
Rabbit abrió otra puerta y entró en una sala donde había cinco o seis sacerdotes vestidos con túnicas negras. Uno de ellos se levantó al verlo entrar.
—¿Señor?
—¿Dónde está Juric?
—En su habitación, señor.
Asintió y caminó unos pasos hasta una puerta de madera. Tocó un par de veces.
—Adelante.
Cuando escuchó una voz profunda, entró.
La habitación era sencilla, con una cama, una silla y una gran cruz en la pared. Un sacerdote alto, vestido con una túnica negra, estaba de espaldas a la puerta. Se giró al oírlo entrar, mostrando un rostro similar al de Rabbit.
—Juric,
Rabbit se sentó en la silla y dijo:
—Ya esta todo listo.
El sacerdote Juris asintió mientras servía vodka en un vaso.
—¿Estás seguro de que tu hija vendrá?
— Lo estoy, es mi hija y la conozco mejor que nadie. —respondió Conejo con orgullo—. Tiene miedo de que dañe a su familia, ella vendra.
Su mirada brillaba con una intensidad que no había mostrado en años.
—Siempre creyó que la veía como una herramienta, que la culpaba por la muerte de su madre, y decidió huir con ese desgraciado, dándome la espalda a mí y a su familia. La crié durante veinte años, y lo único que me devolvió fue traición. Quiero comprobar si sus alas son tan fuertes como cree.
Conejo se apretó las rodillas con ambas manos:
— Después de todo, "Crié a un perro y terminó mordiendo la mano que lo alimentó."
Juric asintió, tomó la copa de vino, caminó hacia la cama y se sentó. La habitación volvió a quedar en silencio.
Job, casa segura.
Al ver a Hood y los demás, empacaron todo su equipo y se levantaron con sus bolsas de lona. Job dejó de escribir en el teclado de su computadora y frunció los labios:
—Prométeme, que mataras a ese hijo de perra esta vez. Acaba con todos y no dejes que esta maldita cosa nos vuelva y nos muerda en el trasero otra vez Hood.
Carrie y Hood mostraron una sonrisa y después todos salieron la puerta.
La camioneta Ford de Hood llegó lentamente frente a una iglesia remota de Brooklyn. en Brighton Beach, mejor conicidad como "Litlle Odessa". Toda la iglesia estaba rodeada por una valla de hierro; de lado a lado, un pequeño parque con árboles cercanos podía ofrecerles algo de cobertura.
Ethan observó la iglesia tranquila desde la ventana del auto. No había señales de vida por ningún lado, ni un solo guardia vigilaba las entrada de la iglesia. Se volvió hacia Carrie:
—¿Estás segura de que Rabbit sigue en la iglesia? No hay señales de movimiento, quizá, después de lo que ocurrió en el hospital, decidió buscar otra madriguera donde esconderse.
Una ligera expresión de seguridad cruzó el rostro de Carrie.
—Si fuera cualquier otra persona, tal vez lo habría hecho, pero Rabbit es demasiado orgulloso para huir. Sabe que vendría a tocar su puerta, y su maldita arrogancia no le permitiría escapar a ningún lado.
Hood se ajustó el pasamontañas y asintió.
—Carrie tiene razón. Rabbit definitivamente estará adentro, y apuesto a que no está esperando. Es difícil de explicar, pero tiene su propio y retorcido sentido del honor.
—Está bien, lo que ustedes digan. —contesto resignado colocándose su pasamontañas.
Salió del auto con una bolsa en el hombro. La camioneta azul arrancó y continuó avanzando sobre la calle principal.
Ethan observo a su alrededor en silencio. Los edificios de apartamentos más cercanos estaban a decenas de metros, no había ningún movimiento en las calles, casi como si supieran lo que aquí iba a suceder y eso le daba un mal presentimiento.
Esta era la madriguera de Rabbit. Podía adivinar por qué había elegido este lugar tan apartado, ideal para que pudieran hacer lo que quisieran sin interrupciones. Una ráfaga de viento levantó hojas amarillentas del asfalto, golpeándolas contra Ethan.
—Mierda espero que por fin podamos terminar con esto, se hace cada vez mas molesto estar tratando con Rabbit y Proctor. — pensó resignado mientras se colocaba unos guantes negros.
Había contemplado muchas veces la posibilidad de intervenir en la trama principal. Si eliminaba a ciertos objetivos peligrosos, los protagonistas quizás encontrarían menos obstáculos y las víctimas evitarían un destino trágico. Pero siempre detenía su mano en el último momento.
Cada decisión que tomaba lo alejaba un poco más de la humanidad que una vez conoció. Pero mientras las luces de los créditos finales no llegaran, él seguiría allí, tratando de sobrevivir, viviendo al máximo su nueva vida, entre historias ajenas.
Ethan pronto salió de sus pensamientos mientras se movía con la bolsa de lona en sus manos, hacia el gran árbol cercano. Según el plan, él atacaría la puerta trasera mientras Hood y Carrie irrumpirían por la puerta principal. Solo faltaba la la señal de Job para atacar la iglesia.
Dos minutos después, su teléfono vibró. Ethan respondió la llamada y la voz de Hood salió del auricular:
—Carrie y yo ya estamos en posición.
—Yo también.
—Perfecto. Carrie ya contactó a Job. En un minuto comenzaremos. Según él, si alguien alerta a la policía, la primera ola llegará en cinco minutos. Así que debemos ser rápidos. Ethan, si alguna vez te has detenido por cualquier razón, esta vez no lo hagas. Acaba con todos.
Ethan consultó su reloj y se ajustó la bolsa de viaje. Cuando llegó la hora señalada, miró a su alrededor y se ajusto la capucha negra, luego saltó la valla baja con facilidad y avanzó.
El aire era denso mientras se dirigía hacia la puerta trasera, que estaba entreabierta, como invitándolo a entrar, Con un movimiento rápido, pateó la puerta de madera hacia adentro y se hizo a un lado. Aparte del golpe de la puerta contra la pared, no hubo otro ruido.
El interior también estaba en silencio, solo se escuchaba la respiración de Hood a través del auricular.
— Despejado.-
En la entrada trasera, con una pared a un lado y un pasillo al otro, Ethan dedujo rápidamente que debía haber hombres armados ocultos en el interior.
Dejó la bolsa de viaje en el suelo, la abrió y sacó la ametralladora M249. Rápidamente cargó el cinturón de municiones y aseguro el cerrojo.
Tomo una granada de mano, con una sonrisa maliciosa en el rostro. Mordió el anillo de la granada con los dientes y tiró de él con fuerza.
En milisegundo Lanzó la granada hacia adentro.
—¡Granada! —gritó alguien desde adentro.
El estallido de la explosión rompió las ventanas de la iglesia. Los coloridos vitrales cayeron en pedazos, reflejando la luz como un arcoíris.
Ethan apretó los dientes y avanzó rápidamente. El pasillo estaba destrozado. Un biombo de madera había sido reducido a pedazos. Dos hombres yacían en el suelo, arrastrándose con las piernas heridas, gimiendo de dolor.
—Bang, bang, bang.
Ethan apretó el gatillo su arma, poniendo fin a su sufrimiento.
Cambiando la ametralladora al modo de ráfaga, Ethan fijó su atención en un hombre que se ocultaba detrás de un pilar de piedra, disparando a ciegas con un AK en su dirección.
Con precisión fría, Ethan apuntó hacia el arma. Una ráfaga corta fue suficiente para destrozarla, haciendo que los fragmentos volaran por todas partes. El hombre gritó al sentir el impacto y dejó caer los restos humeantes. Antes de que pudiera siquiera intentar sacar otra arma, Ethan se movió rápido, colocando el cañón de su ametralladora contra su frente.
—No tendrás otra oportunidad —dijo Ethan con voz firme, mientras el hombre levantaba las manos, paralizado por el miedo.
—Bang.
Su cabeza explotó en un instante.
Desde la dirección opuesta, se oyeron más disparos. Ethan eliminó a las tres personas en la puerta trasera y avanzó como un parca asesina. Dentro de la capilla, Hood y Carrie intercambiaban disparos con cuatro hombres vestidos como sacerdotes.
Los falsos sacerdotes mantenían a Hood y Carrie atrapados tras los pilares de la entrada. Las balas volaban y astillas de piedra llenaban el aire.
Uno de los sacerdotes disparaba salvajemente hacia Carrie. De repente, escuchó que los disparos traseros se detuvieron y se giró rápidamente.
Ethan apareció detrás de ellos, cargando la ametralladora.
—¡Maldición! —gritó uno de los hombres antes de que Ethan apretara el gatillo.
Las balas atravesaron el aire con precisión mortal. Dos hombres cayeron en nubes de sangre. El último intentó refugiarse tras los bancos, pero Ethan lo siguió con disparos certeros, destruyendo la madera y finalmente acabando con él.
Cuando el silencio regresó, Carrie salió de su escondite.
—Shet… . —murmuró, mirando a Ethan con asombro.
Aparte de pequeños trabajos antes, nunca había visto a Ethan en acción. Ahora entendía por qué Hood y Job confiaban tanto en él. Carrie evitó la mirada de Ethan mientras se limpiaba la sangre que había salpicado en su rostro.
—No creo que sean solo estas pocas personas, ¿verdad? —preguntó.
Ethan pateó un casquillo de bala y se preparó para continuar.